El primera base de los Gigantes de San Francisco, Rafael Devers, fue el protagonista de una acalorada escena durante el partido del martes en el Coors Field, casa de los Rockies de Colorado. Todo comenzó después de que el toletero dominicano conectara un largo cuadrangular y se quedara admirando la trayectoria de la pelota, lo que generó la molestia inmediata del lanzador zurdo Kyle Freeland.

El intercambio de palabras entre ambos rápidamente subió de tono, al punto de que las bancas se vaciaron y se produjo una pelea que encendió los ánimos en la jornada. El altercado obligó a los árbitros a intervenir con severidad, y las consecuencias no se hicieron esperar: Matt Chapman, Willy Adames y el propio Freeland fueron expulsados del encuentro tras su participación en la trifulca.

Llamativamente, Rafael Devers, quien había iniciado la chispa con su gesto tras el batazo, no fue expulsado y pudo continuar en el juego, lo que generó cierta polémica entre jugadores y fanáticos. Su permanencia en el terreno contrastó con las sanciones aplicadas a los demás involucrados, dejando abierta la discusión sobre la consistencia en la toma de decisiones de los umpires.

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Este incidente vuelve a poner sobre la mesa el eterno debate en las Grandes Ligas: ¿hasta qué punto es aceptable el “bat flip” o la celebración de un jonrón sin provocar reacciones violentas por parte de los lanzadores rivales? En este caso, la emoción del batazo de Rafael Devers terminó en una confrontación que sacudió al estadio y marcó la pauta de la noche en Colorado.