Jacob Misiorowski no solo lanzó fuego; escribió historia. En una actuación que combinó potencia y precisión, el joven lanzador de los Milwaukee Brewers registró 31 lanzamientos por encima de las 100 millas por hora en un solo juego de postemporada, estableciendo un nuevo récord desde que se lleva registro de esta métrica en 2008. Su despliegue de velocidad no solo impactó a los bateadores rivales, sino que también reconfiguró el estándar de lo que significa dominar desde el montículo en octubre sobre Aroldis Chapman.
La marca anterior pertenecía a dos nombres de peso. Aroldis Chapman, quien lanzó 28 veces sobre las 100 MPH el 8 de octubre de 2017 durante el Juego 3 de la ALDS, y Hunter Greene, que igualó esa cifra el 30 de septiembre de 2025 en el primer juego de la Serie de Comodines de la Liga Nacional. Misiorowski no solo superó a ambos, sino que lo hizo en un contexto de alta presión, consolidando su perfil como uno de los brazos más explosivos de la nueva generación.
Jacob Misiorowski deja atrás a Aroldis Chapman
El nombre de Aroldis Chapman ha sido sinónimo de velocidad durante más de una década. Su dominio en la recta ha sido referencia obligada en cualquier conversación sobre lanzadores de poder. Que Misiorowski haya superado su registro en postemporada no solo habla del avance físico y técnico del nuevo talento, sino también de cómo la evolución del entrenamiento ha permitido que más lanzadores alcancen —y sostengan— velocidades extremas.
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Más allá del número, lo que impresiona es la consistencia. Misiorowski no solo tocó las 100 MPH; lo hizo repetidamente, manteniendo el control y la eficacia en cada envío. Su actuación ha generado comparaciones inmediatas con los grandes cerradores de la era moderna como Aroldis Chapman, pero también ha abierto la puerta a una nueva narrativa: la de un abridor que puede imponer su ritmo desde el primer inning con pura potencia.
Con este récord, Jacob Misiorowski no solo se inscribe en los libros de estadísticas, sino que redefine lo que significa intimidar desde el montículo en el mes más crucial del béisbol.