A pesar de la magnitud del movimiento que sacudió el mercado de Grandes Ligas, los Yankees de New York se mantuvieron al margen de las negociaciones que llevaron al dominicano Rafael Devers desde los Red Sox de Boston a los Gigantes de San Francisco. De acuerdo con reportes de Sean McAdam de MassLive, solo tres equipos sostuvieron conversaciones reales con los Medias Rojas antes del traspaso: los Blue Jays de Toronto, los Bravos de Atlanta y los Padres de San Diego.
El hecho de que los Yankees de New York no hayan intentado adquirir a Devers ha llamado la atención, especialmente porque el tercera base no solo es uno de los mejores bateadores zurdos de toda la liga, sino que también ha sido un tormento constante para el pitcheo del Bronx durante años.
Desde su debut en 2017, Rafael Devers ha castigado reiteradamente a los Yankees de New York, en especial a su as de rotación, Gerrit Cole, frente a quien ha conectado varios jonrones en momentos clave. En un contexto donde los Yankees buscan desesperadamente estabilidad ofensiva en las esquinas del infield y donde han demostrado disposición para adquirir talento de alto perfil, la inacción ante la posibilidad de sumar a Devers a pesar de su precio parece al menos curiosa.
Sin embargo, las razones podrían ir más allá del interés. El historial de rivalidad entre Yankees y Red Sox, sumado al alto costo que Boston habría exigido a un rival divisional, probablemente enfrió cualquier posibilidad de una negociación seria. Devers todavía tenía más de ocho años de contrato y 254 millones de dólares por delante, algo que también podría haber sido un factor para que los Yankees optaran por no entrar en la puja.
Al final, los Gigantes fueron quienes lograron el acuerdo, adquiriendo a Devers a cambio de cuatro jugadores, entre ellos el joven lanzador Kyle Harrison y el relevista Jordan Hicks. Nueva York, por su parte, se mantuvo como mero espectador en una transacción que pudo haber cambiado el rostro del Este de la Liga Americana.
En retrospectiva, los Yankees de New York dejaron pasar la oportunidad de debilitar a su eterno rival mientras fortalecían su ofensiva. Solo el tiempo dirá si fue la decisión correcta o una omisión que lamentarán en los años venideros.