Este miércoles, los Ángeles de Anaheim tomaron una decisión que pone fin a una etapa decepcionante: designaron para asignación al campocorto Tim Anderson, quien nunca logró recuperar su nivel All-Star tras el famoso altercado con José Ramírez en agosto de 2023.

Desde aquel incidente, en el que Anderson fue derribado en una pelea a puños con el antesalista dominicano de los Guardianes de Cleveland, su rendimiento ofensivo se desplomó estrepitosamente.

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En los 132 juegos que disputó después de aquel episodio, Anderson bateó apenas para .223 de promedio, sin conectar un solo jonrón y remolcando apenas 18 carreras.  Sin duda son números muy lejos de los que una vez lo convirtieron en uno de los torpederos más temidos de la Liga Americana.

Tim Anderson, de 31 años, fue dos veces All-Star y campeón de bateo en 2019, cuando lideró las Grandes Ligas con un promedio de .335 jugando para los White Sox de Chicago. Sin embargo, su declive ha sido uno de los más abruptos en tiempos recientes, coincidiendo con una serie de lesiones, cambios de equipo y, para muchos, una pérdida visible de confianza tras el incidente con Ramírez.

El movimiento de los Ángeles de Anaheim no sorprende, dado que Tim Anderson apenas registraba una línea ofensiva de .186/.239/.248 esta temporada. Aunque sigue siendo un jugador con experiencia y cierto valor defensivo, su aporte ofensivo fue casi nulo, obligando al club a liberar espacio en el roster.

Ahora, Tim Anderson quedará en espera de ser reclamado por otro equipo en los próximos días o bien convertirse en agente libre si nadie lo reclama. Lo que queda claro es que aquel puñetazo en la cara, tanto literal como simbólicamente, marcó un antes y un después en su carrera.