Pocos escenarios se nos ocurren mejores para arrancar una serie de finales de conferencia de la NBA que lo vivido esta pasada madrugada en el Madison Square Garden. Los Indiana Pacers, con una remontada para la historia de los playoffs, vencieron a los New York Knicks por 135 a 138 en un desenlace digno de película. Ni siquiera Spike Lee, habitual en las primeras filas a pie de pista, podría haber escrito un guion semejante.

Los locales dominaron el encuentro de principio a casi fin, llegando a tener una ventaja de +17 a falta de menos de siete minutos para el final del último cuarto. Todo parecía sentenciado. Los aficionados knickerbockers comenzaban a celebrar por adelantado un primer triunfo vital que los acercaba a unas finales de la NBA, un sueño esquivo desde hace ya varias décadas.

Con 2:40 por jugar, los de Thibodeau aún lideraban por 14 puntos y conseguían contener las intentonas heroicas de Haliburton y compañía, quienes, desbordados durante buena parte del duelo, veían casi imposible revertir una situación que parecía irreversible. Pero así son los milagros: no avisan.

Aaron Nesmith, que cerró el partido con 30 puntos —20 de ellos en el último cuarto—, encendió la mecha de la remontada con un recital desde el perímetro. ¡El estadounidense llegó a encadenar seis triples consecutivos! Los Pacers, ahora sí, volvían a creer.

La épica de la épica

Con solo 52 segundos por jugar, Indiana aún tenía que remontar una desventaja de nueve puntos. La fortuna también jugó su papel: errores inusuales de jugadores como Jalen Brunson y un tiro libre fallado por Karl-Anthony Towns dejaron a los Pacers con una última posesión para empatar o ganar el partido. Fue entonces cuando Tyrese Haliburton —quién si no—, estrella y motor ofensivo del equipo, se disfrazó de Reggie Miller para (casi) completar la hazaña. Lanzó un triple que, tras golpear la base del aro y mantenerse suspendido en el aire por lo que pareció una eternidad, acabó entrando.

Durante unos segundos, todos en el Madison pensaron que era un triple y que el partido había terminado. Los jugadores de Indiana invadieron la pista para celebrar lo que parecía el ‘Game Winner’ definitivo. Haliburton incluso imitó el icónico gesto del ‘choke’ que Reggie Miller dedicó a Spike Lee a finales del siglo pasado en ese mismo escenario. Parecía una escena salida del guion del director más macabro. Pero, tras la revisión arbitral, no hubo lugar a dudas: Haliburton pisó la línea. La canasta era de dos puntos. Nos íbamos a la prórroga.

En el tiempo extra, Knicks y Pacers se enzarzaron en un intercambio de golpes, pero fue Indiana quien tomó la delantera por primera vez desde el segundo cuarto. Con el marcador 135-138, otra pérdida de Brunson dejó a los Knicks con una última posesión y 15 segundos en el reloj. Los Pacers optaron por no hacer falta y los neoyorquinos tuvieron dos oportunidades para empatar, pero ni Brunson ni Towns acertaron desde el triple.

“No sabía cuánto tiempo quedaba, así que solo traté de calmarme y lanzar. Pensé que era un triple. No lo fue, pero lo conseguimos en la prórroga“, declaró Haliburton al finalizar el duelo.

El dato es demoledor para los Knicks: en los últimos 27 años de playoffs, los equipos de la NBA tenían un balance de 0-970 cuando perdían por más de 14 puntos con menos de 2:50 por jugar en el tiempo reglamentario. Pues bien, los Pacers ya son el primero en romper esa estadística.

Source link