Después de 43 juegos disputados en el calendario 2025 de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), una tendencia ha quedado clara: el bateo ha tomado por asalto los diamantes. La ofensiva reina en casi todas las jornadas, al punto de que solo en la del 16 de mayo, dejando fuera los lunes por la noche, cuando hay menos partidos, ningún equipo logró anotar 10 o más carreras. Ese día fue la excepción en un torneo dominado por los batazos, según los datos de @Beisbolpuro en X.
En contraste con años anteriores, los juegos de menos de tres horas parecen cosa del pasado. La combinación de parques ubicados en altitud, bates calientes y una exigencia mucho mayor para los lanzadores ha hecho que los partidos se extiendan, con pizarras cada vez más abultadas. El dominio del pitcheo se ha visto relegado, no solo por la calidad de los toleteros, sino también por el nuevo escenario que enfrentan los umpires tras la implementación del sistema trackman.
La LMB se convierte en una muestra de poder
El trackman, tecnología que permite analizar con exactitud cada lanzamiento, ha obligado a los árbitros de home a mantener una zona de strike estrictamente conforme al reglamento. A diferencia del pasado en la LMB, cuando con marcadores disparejos se flexibilizaba el criterio, hoy la precisión es imprescindible, ya que su rendimiento es medido en tiempo real y cualquier desviación puede repercutir en su evaluación y permanencia.
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Esta nueva presión para los umpires también influye en la dinámica del juego: menos margen de error, más conteos largos y mayor exposición para los lanzadores. La pelota está viva, y los pitchers lo saben. El reto no es solo evitar los batazos largos, sino navegar una zona de strike cada vez más exigente.
Con más de la mitad de la temporada por delante, la LMB enfrenta un torneo explosivo, en el que los bateadores brillan y los serpentineros luchan por sobrevivir en un entorno más riguroso y ofensivamente despiadado.