El movimiento que llevó al segunda base Jazz Chisholm Jr. a los Yankees de New York en un cambio con los Marlins de Miami parecía lógico en su momento cuando los Mulos enviaron a Agustín Ramírez, Jared Serna y al campocorto Abrahan Ramírez como parte del paquete, recibiendo a un jugador probado de Grandes Ligas con velocidad, defensa versátil y chispa ofensiva.
Hoy, sin embargo, la narrativa comienza a cambiar. Aunque Chisholm Jr. ha cumplido con un rol importante desde su llegada al Bronx, los fanáticos de los Yankees observan cómo Agustín Ramírez se ha convertido en apenas su primer año en MLB en el segundo mejor bateador ofensivo de los Marlins, generando debate sobre si el equipo del Bronx perdió demasiado en este cambio.
Agustín Ramírez brilla con los Marlins.
El joven receptor dominicano está teniendo un impacto inmediato en Miami. Con apenas una temporada en las Grandes Ligas, sus números lo colocan como uno de los mejores novatos de la liga, registrando un OPS de .730 con 56 carreras remolcadas y 18 carreras remolcadas. Estos registros lo convierten en una pieza clave para el futuro de los Marlins y también generan la expectativa de que su producción crecerá aún más en los próximos años.
¿Por qué los Yankees lo cambiaron?
La respuesta se encuentra en su defensa detrás del plato. Pese a haber sido firmado como receptor en la República Dominicana por un bono de 400,000 dólares, Agustín Ramírez nunca mostró destellos de excelencia defensiva en ligas menores.
Los Yankees lo proyectaban más como un futuro bateador designado (DH) que como un receptor confiable. Y en Nueva York, esa posición tiene nombres pesados: Giancarlo Stanton en el presente y posiblemente Aaron Judge en el futuro. En otras palabras, no había espacio para Ramírez ni en el presente ni en la proyección a largo plazo del equipo.
Además, sus problemas defensivos han quedado evidenciados en MLB: actualmente lidera a todos los receptores en passed balls (13), casi duplicando al segundo en la lista, su compatriota Yainer Díaz, quien suma solo 7. Este dato refuerza la percepción de que su defensa está muy por debajo del promedio de la liga.
¿Quién ganó el cambio?
Por un lado, los Yankees obtuvieron a Jazz Chisholm Jr., un jugador con energía, velocidad y versatilidad defensiva, que ha aportado solidez al cuadro y dinamismo a la alineación. Por otro lado, los Marlins aseguraron un joven talento ofensivo que, aunque limitado defensivamente, ya es uno de los mejores bates de su equipo.
La incógnita queda abierta: ¿apostaron los Yankees demasiado a lo inmediato con Chisholm Jr., dejando escapar un bate que pudo convertirse en parte esencial de su alineación futura?