Lo de pegar y que no te peguen se ha trasladado del ring al espacio de los despachos en el mundo del boxeo.
La mentalidad de Pep, Robinson o Ali fue tan apreciada en el mundo del box como legítima, y encontró su eco en exponentes del boxeo moderno como el gran Ricardo López, el habilidoso Pernel Whitaker o el excelso Floyd Mayweather Jr.
Hasta ahí nada que objetar, hasta que llegamos a la actualidad donde parece que se boxea más en los despachos que en el cuadrilátero. Y para muestra el último evento, llamémosle así, entre Álvarez y Scull.
Aquello de “Vuela como una mariposa y pica como una abeja “se ha trasladado a otros escenarios donde artistas en la promoción se ponen las botas generando combates de ciencia ficción.

¿Cómo se logra? Es fácil, hoy en día es relativamente sencillo esquivar a ciertos rivales y evitar un enfrentamiento con ellos, huyendo así del peligro, o del daño a fin de cuentas.
El mero hecho de esquivar un rival quita todo el sentido del mundo al mismísimo ranking, ya que la clasificación deja de tener valor.
¿De qué sirve partir de la base si al acercarte a la cumbre hay alguien que te niega la oportunidad?
Sabemos que el ejercicio del deporte del boxeo es peligroso, duro y despiadado, que no todos pueden llegar a la cima y que muchos contendientes se quedan a mitad de camino. Es ley de vida.


Lo que no podemos ni debemos aceptar como aficionados, es que se manipule la competición. Que los organismos nieguen oportunidades a boxeadores que lo merecen. Que los promotores usen a su arbitrio a boxeadores cual si fueran carne para lucrarse con su sangre. Todo eso aderezado por algún resultado confuso o controvertido.
No es discutible decir que al negocio siempre le favorecerá apoyar a los Gervonta Davis y dejar de lado a los Sandor Martín, simplemente porque uno siempre generará más dinero que el otro.
Si lo piensan con detenimiento encontrarán muchos ejemplos como este y de todas las nacionalidades. ¿O no recuerdan ustedes el robo de Floyd a Castillo o aquella victoria del gran De la Hoya frente a Félix Sturm?


En momentos puntuales algunos de estos púgiles, algunos grandes, se vieron favorecidos por el negocio, por esa maquinaria de hacer dinero
La diferencia está en que estos mecanismos, estas trampas, ya se han normalizado y es tal el descaro con que ejecutan que han conseguido hacer enfermar a este deporte.
El boxeo siempre fue duro, siempre existieron las trampas y las injusticias, lo sabemos.
Pero lo que está sucediendo estos últimos años, esta última década, es con diferencia el mayor mal que ha azotado el boxeo desde los tiempos de la llamada Cosa Nostra.
Se puede huir del daño, pero es parte del ejercicio del boxeador enfrentarse al mismo. Esquivar rivales es de cobardes.
Marcos Nogueroles Hernández