El jardinero derecho de los Mets de New York, Juan Soto, cometió un error que no fue anotado como tal en el box score, pero las estadísticas indican que tenía más de un 80% de probabilidades de hacer la atrapada, pero no lo hizo.

Mediante la parte baja de la primera entrada del juego del martes entre los Mets de New York vs. los Cubs de Chicago, Carlos Santana conecto un fuerte batazo hacia el jardín derecho que según stacast tenía apenas un 17% de probabilidades de ser hit, por lo que el otro 83% apostaba a que Juan Soto haría la atrapada, pero no la hizo.

De haberse concretado la jugada, los Mets de New York habrían cerrado la entrada manteniendo la ventaja parcial. En cambio, el batazo de Santana dio vuelta la pizarra y colocó el encuentro 2 por 1 a favor de los Cubs, un golpe anímico que silenció al dugout neoyorquino y encendió las gradas del Wrigley Field. Esa falla, aunque no registrada como error oficial por los anotadores, tuvo el mismo efecto psicológico que un fallo defensivo claro.

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El dominicano, reconocido como uno de los bates más temibles de la liga, todavía carga con la etiqueta de que su defensa no está a la altura de su ofensiva. Este tipo de jugadas alimentan la narrativa de que Soto sigue siendo un pelotero cuyo guante puede convertirse en un talón de Aquiles para su equipo. Aunque no todas las métricas lo colocan en la parte baja de la tabla, su Fielding Run Value y su Outs Above Average (OAA) suelen estar por debajo del promedio de los jardineros derechos de la liga.

Más allá de la jugada

Los Mets de New York se juegan mucho en estas últimas semanas de temporada y cada detalle cuenta. La falla de Soto no solo otorgó carreras, también minó la confianza del equipo en su defensa en momentos críticos. Para un conjunto que aspira a mantenerse en la pelea, este tipo de acciones terminan influyendo en la narrativa del clubhouse, donde los errores “invisibles” pesan tanto como los oficiales.