El 2025 ha dejado momentos memorables en las Grandes Ligas, pero pocos logros resaltan tanto como el que hoy comparten Juan Soto (Mets de Nueva York), Rafael Devers (Gigantes de San Francisco) y Aaron Judge (Yankees de Nueva York). Estos tres colosos ofensivos se han convertido en los únicos peloteros de la actualidad que combinan 30 cuadrangulares o más con 100 boletos negociados en lo que va de temporada, un hito que refleja tanto poder como disciplina en el plato.

Juan Soto: 38 HR, 118 BB

Soto, desde que llegó a los Mets, ha demostrado por qué es considerado uno de los mejores bateadores de su generación. El dominicano no solo intimida con su swing demoledor, sino que su capacidad para seleccionar pitcheos lo coloca en una categoría especial. Llegar a 30 jonrones era cuestión de tiempo, pero sumar también 100 boletos evidencia una madurez ofensiva que lo convierte en pesadilla constante para los lanzadores rivales.

Rafael Devers: 31 HR, 100 BB

En la Bahía, Devers ha asumido el papel de referente ofensivo de los Gigantes de San Francisco. Con su característico swing violento y explosivo, ha demostrado que no solo puede producir carreras con poder descomunal, sino también obligar a los lanzadores a trabajar con cautela. Su capacidad de embasarse con frecuencia lo convierte en un bateador completo que aporta en múltiples facetas.

Aaron Judge: 44 HR, 104 BB

En el Bronx, Judge sigue reafirmando su estatus como ícono de los Yankees y de toda la MLB. Su combinación de estatura, fuerza y paciencia en la caja de bateo lo hacen único. Alcanzar 30 cuadrangulares es prácticamente una costumbre para él, pero la suma de más de 100 bases por bolas habla de un bateador respetado al máximo por sus rivales, quienes prefieren evitar enfrentarlo en situaciones de riesgo.

El hecho de que solo tres peloteros hayan alcanzado esta marca en el año subraya lo difícil que es reunir en un mismo perfil poder, disciplina y productividad constante. Soto, Devers y Judge no solo representan a sus equipos como líderes ofensivos, sino que también se consolidan como símbolos de lo que significa ser un bateador de élite en la actualidad: producir con el madero, conectar jonrones y embasarse con asombrosa frecuencia.