La apuesta de los Mets de New York por Frankie Montás ha resultado ser, hasta ahora, una de las decisiones más cuestionadas de su temporada según sus números y la más reciente decisión tomada en torno a sus servicios.
El equipo firmó al abridor dominicano previo a la campaña actual por dos años y 38 millones de dólares, eligiéndolo por encima de retener a Luis Severino, quien terminó firmando con los Atléticos. Sin embargo, el plan de convertir a Montás en una pieza clave de la rotación no ha dado los frutos esperados.
Montás no comenzó el año activo debido a una lesión en el hombro, lo que retrasó su debut con el equipo. Pero desde que fue activado, su rendimiento ha sido preocupante: 6.38 de efectividad en 36.2 entradas lanzadas, números muy por debajo de lo que los Mets de New York esperaban de un pitcher con su experiencia y salario. La falta de control, la inconsistencia en su comando y la poca capacidad para profundizar en los juegos han provocado que el cuerpo técnico tome la decisión de removerlo de la rotación y asignarlo al bullpen, según Carlos Mendoza.
Cabe destacar que Carlos Mendoza le hizo saber a los medios que los lanzadores Nolan McLean y Brandon Sproat están en “la conversación” para reemplazar a McLean en la rotación.
Este movimiento marca un duro golpe para Montás, quien llegó a Queens con la expectativa de ser un brazo confiable y una mejora sobre las opciones del año anterior. En cambio, se enfrenta ahora al reto de intentar recuperar su forma desde un rol secundario. Para los Mets, la situación no solo implica un problema deportivo, sino también económico, ya que gran parte de su inversión en la rotación recae en un lanzador que no ha logrado cumplir con las expectativas.
El equipo confía en que un cambio de rol pueda ayudar a Frankie Montása reencontrar su ritmo y aportar desde el relevo, pero la decisión también refuerza la narrativa de que dejar ir a Severino, quien ya estaba aclimatado con el Bronx, podría terminar siendo un error costoso para la organización.