El traspaso de Rafael Devers a los Giants de San Francisco ha generado más dudas que resultados positivos en sus primeras semanas. Desde su llegada a la Liga Nacional, el antesalista dominicano no ha logrado replicar el impacto ofensivo que lo caracterizó durante la primera mitad de la temporada con los Red Sox de Boston.
En sus primeros 13 juegos con los Giants, Rafael Devers apenas batea para promedio de .200, con 21 ponches, 8 boletos, 2 cuadrangulares y un OPS de .670. Su producción se traduce en un wRC+ de 94 y un WAR de 0.0, cifras muy por debajo de lo que entregó antes del traspaso, cuando acumulaba línea de .272/.372/.533 con 15 jonrones, 56 boletos, un OPS de .905, un wRC+ de 148 y un WAR de 2.0.
Rafael Devers no levanta cabeza en los Giants
El bajón ofensivo del dominicano ha coincidido con una caída de rendimiento colectiva del club californiano. Los Giants tienen marca de 4-9 desde que recibieron a Rafael Devers y han perdido el puesto de comodín en la Liga Nacional, lo que ha encendido alarmas dentro de una organización que apostó fuerte por su bate.
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Por su parte, los Red Sox tampoco han capitalizado de inmediato el movimiento. Boston ha registrado balance de 5-8 desde que dejó ir a su principal figura ofensiva, mostrando limitaciones en momentos clave y una evidente falta de poder en el corazón de la alineación.
Aunque aún es temprano para emitir un veredicto definitivo sobre el cambio, los primeros resultados muestran que ni los Giants ni los Red Sox han salido beneficiados en el corto plazo. San Francisco necesita que Rafael Devers recupere su nivel All-Star para mantenerse en la pelea por octubre, mientras Boston sigue en transición buscando establecer su nueva identidad ofensiva.